viernes, 10 de abril de 2009

RICARDO ALFONSIN PIDIO QUE KIRCHNER Y SCIOLI PAREN CON SU MANIOBRA INESCRUPULOSA.


El candidato a Diputado Nacional por la Unión Cívica Radical (UCR), Ricardo Alfonsín, pidió que -en relación con las llamadas “listas testimoniales”- Néstor  Kirchner y el Gobernador Daniel Scioli “paren con esta maniobra inescrupulosa desde el punto de vista institucional y del funcionamiento de la república, que no hace otra cosa que aumentar la desconfianza del pueblo en sus gobernantes y sus instituciones, y que lleven tranquilidad a la gente que vive horas de angustia frente a los problemas sociales que existen.”  “Le pido a Kirchner que dejen trabajar a los intendentes y al gobernador en solucionar los problemas de la gente, que para eso fueron  elegidos, y que no se los distraiga de sus funciones en cuestiones electoralistas”

 “Lo pido en nombre de todos los bonaerenses”, aseguró Alfonsín quien agregó que “para solucionar sus problemas y aventar eventuales crisis, todos los pueblos del mundo necesitan confianza en sus instituciones, en un clima de diálogo,  de tolerancia y de paz. Esto es lo que quieren los bonaerenses en particular y los argentinos en general, y desde la política debemos dar el ejemplo.” “Resulta además una burla al electorado bonaerense. De presentarse la lista en estas condiciones, la del justicialismo, será una lista con un primer candidato que no es de nuestra Provincia, seguida por el Gobernador y los  intendentes que no tienen la intención de asumir la representación que intentan obtener. Le pido al Dr. Kirchner que recapacite, que termine con tanto desdén por las instituciones.”

La UCR amenaza con impugnar una eventual candidatura de Scioli a diputado

El titular del partido, Gerardo Morales, anunció que lo hará por "estafa". Varios constitucionalistas criticaron con dureza el plan kirchnerista. 

El titular de la UCR, Gerardo Morales, anunció que impugnará una eventual candidatura del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, como diputado en los comicios del 28 de junio. La posibilidad también fue criticada por varios constitucionalistas. 

"En caso de concretarse la presentación de la candidatura a diputado nacional de Daniel Scioli, la UCR lo impugnará por estafa", adelantó Morales, quien calificó de "patética" la posibilidad. 

En tanto, el jefe de los equipos técnicos del radicalismo, Ricardo Gil Lavedra, puntualizó que "el Pacto de San José de Costa Rica, tratado con rango constitucional, establece que las elecciones deben ser auténticas". 

"Es una estafa al pueblo de la Nación que un funcionario en pleno ejercicio de su cargo, en este caso el Gobernador, se presente como candidato pero advirtiendo que no asumirá su banca en caso de ganarla en las elecciones", planteó Gil Lavedra. 

En tanto, un grupo de constitucionalistas calificó hoy como "mamarracho" y "estafa" a la posibilidad de que dirigentes kirchneristas sean electos para luego renunciar o que no hayan terminado sus mandatos para postularse a otros cargos, como es el caso de referentes opositores. 

La reacción de los especialistas se registró luego de que se conociese que el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, podría ir en la lista de candidatos a diputados nacionales y los intendentes del gran Buenos Aires liderar las nóminas a concejales en sus respetivos distritos, para luego renunciar. 

También criticaron a la macrista Gabriela Michetti, a Felipe Solá, al embajador en Chile, Ginés González García; al jefe de Gabinete, Sergio Massa; y a la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner. 

Para Gregorio Badeni, si un candidato manifiesta anticipadamente que una vez electo renunciará al cargo para el que se postuló "es muy probable que cualquier impugnación que se formule prospere judicialmente". 

Badeni -ex abogado defensor del ex juez de la llamada mayoría automática de la Corte Eduardo Moliné O'Connor, del ex comisario Luis Patti y del actual gobernador tucumano José Alperovich, entre otros- aclaró que "formalmente, no habría ningún inconveniente que se presente como candidato una persona que, después, no va a asumir un cargo". 

Pero argumentó, en cambio, que "si esa persona manifiesta públicamente que va a renunciar después de ser electo, es muy probable que cualquier impugnación que se formule prospere judicialmente, porque las elecciones son hechas para ocupar cargos y no para presentarse a una suerte de juego político". 

Daniel Sabsay, por su parte, afirmó que si gobernadores e intendentes se presentan a candidaturas legislativas el 28 de junio próximo "será una burla a la voluntad popular, que los eligió para un mandato ejecutivo que deben honrar y cumplir". 

"Cortar un mandato para hacer campaña electoral para otro poder es estafar la voluntad popular. Y en este caso, sería una doble estafa porque, primero, incumplirían el mandato y, segundo, tampoco asumirían de senadores, diputados y concejales", sostuvo el jurista en declaraciones a DyN. 

Para Félix Loñ, el plan oficial es "mamarrachesco" y un "juego político bastardo" que funcionarios nacionales, gobernadores e intendentes acepten ser candidatos a diputados o concejales como un gesto simbólico, sin intención de asumir esos cargos, aunque señaló que esa "maniobra" no está prohibida legalmente.

jueves, 9 de abril de 2009

REFLEXIÓN

En estos días de profunda tristeza, en estas horas de reflexión, sepa el pueblo argentino que Alfonsín ha sido un demócrata radical que propugnó llevar adelante los principios de la democracia social para todos los argentinos, que antepuso al país por sobre todo y que dio ejemplo de vida y testimonio de lealtad a sus convicciones, su pensamiento y su partido.

En estas horas y para todos los tiempos, entonces, vaya el reconocimiento para el Dr. Raúl Alfonsín, para su obra y su gobierno que hizo propio el pensamiento de Hipólito Yrigoyen: “Hay que ser radical en todo y hasta el fin”.

viernes, 3 de abril de 2009

ALFONSIN. por Pepe Eliaschev

Las necrológicas dan por cierto que alguien murió. Yo no sé hoy si éste es el caso. En rigor de verdad, todo lo que digo lo podría decir ahora como lo podría haber dicho antes, como lo podría decir mañana.

Él me hizo volver. Cuando ganó, me di cuenta de que mi exilio había terminado. Me di cuenta de que si hubieran ganado los otros, los peronistas, hubiera habido auto amnistía de los militares. No hubiera habido juntas militares juzgadas. Por eso, cuando ganó, asumió el poder y lo primero que hizo fue juzgar a las juntas, me di cuenta de que la larga década del exilio llegaba a su fin.

Y cuando ya estuvimos acá, me sacó a la calle. Raúl Alfonsín convocó a la gente a la Plaza de Mayo cuando a la República la acechaba un golpe militar de ultra derecha, un golpe militar que cosechaba solidaridades imprevisibles. Afortunadamente, el país democrático, incluyendo muchos notables justicialistas, se agrupó en el balcón de la Casa Rosada para detener la asonada golpista.

Es el hombre que me costó entender, como a tantos coetáneos. Lo hablé entonces, y lo hablé luego muchísimas veces, cara a cara y a solas con él, mirándolo a los ojos, así como él siempre me ha sostenido la mirada. “¿Por qué lo hizo?”, le preguntaba. Jamás me hubiera sido posible tutearlo. Siempre le he dicho “Doctor”. Porque es un doctor. Siempre le he dicho “Doctor Alfonsín”.

Estaba convencido, y siguió convencido hasta último momento, que era indispensable evitar el derramamiento de sangre. Él sabía, y él lo supo en Campo de Mayo, que si algún tipo de gesto la democracia no producía, lo que se había conquistado, lo que se había recuperado, se desintegraría.

Me costó también entenderlo cuando pactó. ¿Por qué lo hizo? Muchos se lo preguntamos. Con una paciencia infinita, Alfonsín lo explicó una y otra vez, y encima lo dejó por escrito en un libro formidable e imprescindible para los jóvenes, que se llama “Memoria política”. Estaba convencido de que era la única manera de encuadrar a un hombre cuyo apetito de poder era voraz, Carlos Menem.

Pero Alfonsín también es el hombre que transgredió. Transgredió mucho más de lo que muchos imaginan, en un momento en donde nadie transgredía nada. Por eso fue combatido por izquierda y por derecha. Por eso desde la izquierda lo corrían con el Fondo Monetario Internacional, y hubo un grupo de alucinados demenciales, finalmente homicidas, que fue a por un cuartel, dejando un saldo de 40 muertos.

Pero la derecha lo odiaba. La Sociedad Rural le dio vuelta la cara en Palermo. La Iglesia Católica Apostólica Romana, aún cuando había gente de probada convicción católica en el gobierno de Alfonsín, le hizo la vida imposible con la ley de divorcio, que hoy es prácticamente una antigualla.

Le cantó las cuarenta en la cara a Ronald Reagan en los jardines de la Casa Blanca, por eso fue recelado. Porque la política exterior de Alfonsín propugnaba la paz en Centroamérica. Estaba en contra del intento subversivo contra la Nicaragua sandinista. Argentina fue un país clave en el Grupo Contadora.

Es el hombre que se ha jugado por el sistema, siempre. Tuvo muy en claro que lo único que no era negociable era la democracia y la separación de poderes. Por eso, cuando en el ’89 el peronismo vociferaba “Cuando usted disponga, ahí llegamos”, prefirió irse antes, y evitar que estallara el país. Pidió diálogo en todo momento, y a menudo no lo consiguió, sobre todo en los últimos años.

Hace mucho tiempo que Raúl Alfonsín es un indispensable. Un hombre que por méritos propios, por tenacidad, por patriotismo y por nobleza personal, tenía y tiene la talla de un estadista. Él pensó, y sabía, que la Argentina tenía que salir de la Capital Federal en algún momento. Por eso habló de Viedma. Lo calificaron de loco, de alucinado, de psicópata: “¿Trasladar la Capital?”. No se equivocaba: hoy, como ayer, como mañana, seguirá siendo estratégico. Por eso hizo un Congreso Pedagógico, porque consideraba que era indispensable debatir a fondo, qué educación queremos para los chicos.

Y sobre todo, es el hombre que, a 72 horas de haber asumido la presidencia de la Nación, con las Fuerzas Armadas intactas, con los servicios de inteligencia de las juntas intactos, con la entera estructura del genocidio en su lugar, firmó el decreto de enjuiciamiento a las juntas militares y también a las cúpulas de las organizaciones guerrilleras. Todos ellos tuvieron la posibilidad de defenderse. La Justicia, con enorme rapidez, pese a que apenas hacía horas habíamos salido de la dictadura, terminó con el paradigmático Nunca Más, un ejemplo para el mundo, un caso sin precedentes.

No descolgó cuadros del Colegio Militar, no vociferó contra gente impotente, no cazó leones en el zoológico. Por eso, así lo trataron los carapintadas.

Éste es el Alfonsín que yo recuerdo.

El que siempre recordaré.

Un hombre de una infinita bondad.

Un hombre que me hizo volver, a mí, y a mis seres queridos.

El hombre que fundó la democracia argentina.

El hombre al que no quisieron escuchar los actuales gobernantes, cada vez que les pidió que se bajaran de la soberbia y que aprendieran a dialogar.

Con Alfonsín o sin Alfonsín, aunque estará siempre con nosotros, ojalá que los que ahora tienen poder aprendan la lección y se bajen del caballo.

Y aprendan que un estadista es un hombre que hizo, que dijo y que dejó, lo que hizo, dijo y dejó Raúl Alfonsín.

La gente desbordó las calles para despedir a Don Raúl

Más de cien mil personas acompañaron el féretro desde el congreso hasta la recoleta.


Los aplausos y los cantos partidarios de los militantes radicales se mezclaron con el grito de “¡Al-fon-sín!, ¡Al-fon-sín!”. La lluvia precedió la ceremonia, pero se acabó durante la caminata.

En la soledad de la cornisa, a media asta, la bandera del Congreso dice muy poco sobre lo que acontece en la calle. Metros abajo, sobre el asfalto mojado y regado por la bosta de los caballos de los granaderos, hay más que luto. Cientos de miles de ciudadanos gritan “esperanza”. Alaban la democracia. Se reencuentran en paz. Lloran a Raúl Ricardo Alfonsín. Reclaman diálogo.

Adentro del Parlamento, besan al amigo, al padre, al hermano, al abuelo, al bisabuelo, por última vez. Afuera esperan al líder, al ex presidente. Se cierra el ataúd. Pasaron 36 horas desde que comenzó el funeral.

Antonio tiene una boina que alguna vez fue blanca. Hace años que la lleva con él. De a ratos la acaricia. Se la bordó su mamá hace más de treinta años, cuando comenzó a militar en la Juventud Radical. Con ella gritó el Preámbulo en octubre de 1983 en el Obelisco, en el cierre de la campaña de Alfonsín. El 10 de diciembre de ese año la llevó puesta hasta la Plaza de Mayo, en el día de su asunción. También la vistió en las “Felices Pascuas” y con el regreso de la Alianza. Desde aquellos días la había olvidado en el fondo del placar. Hasta ayer.

“¡Claveles! ¡Rosas!”. El Gallego de Belgrano y Entre Ríos, el de la zurda coja, tiene una buena mañana. Es mediodía de jueves y en su puesto de flores le queda muy poca cosa. Vendió casi todos los atados a cuatro pesos cada uno. Salvó la semana. Unas horas más tarde, esas flores volverían a costar entre uno y dos pesos. Hubo quienes pagaron por esos pétalos lo que no hubiesen gastado en el Día de la Madre. Algo habrá tenido ese hombre que compartió las iniciales de su nombre con los de la República Argentina.

“Raúl está presente. Se siente. Se siente”. Frente al Congreso, la muchedumbre se somete a la pasión. Julia y Viviana se trenzan en un abrazo largo. “¡Cuántos años!”, se dicen, y se besan. Veinte años atrás habían militado juntas en Franja Morada, en la Facultad de Derecho de la UBA. Y no se habían vuelto a ver. “¿Te casaste?”, pregunta una. “Sí. Tengo una hija: Alfonsina”.

Cerca de las 13 comienza a lloviznar. El cielo está cerrado. Gris. “Me vine desde Malabrigo (Santa Fe) para saludar al presidente. Pero para ver a (Julio) Cobos”, confiesa un cincuentón, de bigote tupido y campera raída. Unos minutos más tarde el hombre cumple su sueño. Lo ve a la distancia descender por la explanada del Congreso. “¿Lo ve? Parece en granadero”, se emociona.

El locutor anuncia que el féretro está por salir. Los familiares y políticos se disponen en las escalinatas del Parlamento. Unos a la izquierda. Los otros a la derecha. Los aplausos nacen desde las entrañas del Congreso. La guardia de seguridad lleva el féretro hasta la cureña. “¡Al-fon-sín! ¡Al-fon-sín! ¡Al-fon-sín!”, grita la gente.

En ese mismo momento, se abre un claro en el cielo. El sol se hace paso entre las nubes e ilumina al féretro que en ese preciso instante es estacionado por los granaderos frente al acceso principal.

El aplauso cerrado le da el pie al arzobispo de Rosario, monseñor José María Arancedo, primo hermano de Alfonsín, para iniciar la misa de acción de gracias. “Estamos aquí para despedir a un hombre bueno, a un político honesto, a un ex presidente de nuestra Patria, al doctor Raúl Alfonsín”, entona. Las lágrimas brotan. “Nos entristece la partida. Pero el reencontrarnos con su altura moral nos hace muy bien a nosotros”, predica Arancedo. Y consagra el pan y el vino y ora. La gente ora. “Padre nuestro”. “Amén”. “Nos damos fraternalmente la paz”, indica el obispo. La muchedumbre se besa. Se abraza con fuerzas. Con llanto. Con emoción. ¿Se habrán besado así el domingo pasado en la iglesia?

El sable en lo alto. Suena la corneta estridente en la plaza. La cureña avanza, detrás del escuadrón San Lorenzo que se abre paso entre la gente. Las rosas vuelan. Los claveles vuelan. “¡Al-fon-sín! ¡Al-fon-sín!” se escucha otra vez. Chocan las flores contra el ataúd. Algunas quedan atrapadas en el bastón de mando que corona el féretro. Otras caen al piso y desaparecen entre los pies que avanzan, lentos, pesados. En la primera fila los familiares. Los amigos. Las autoridades. Más atrás, la fanfarria Alto Perú. Los vencedores de Pasco llevan el ritmo de la procesión, la marcha fúnebre. Y al final la militancia mezclada entre más “público presente”.

La columna postrera está liderada por una cadena humana literalmente presidida por Julio Cobos. La cúpula radical avanza hacia la Recoleta entonando glorias de ayer y sus esperanzas de hoy. “Siempre adelante, radicales...” Los muchachos de Formosa 114, los Irrompibles, llenan el cielo con sus banderas. Velaron la noche en la plaza. Muchas noches se saltearon desde 1999, cuando el caudillo se accidentó en Río Negro, entonando su rezo laico por la salud de Alfonsín.

La marcha avanza. Desde los balcones la gente grita “¡viva Alfonsín!”, “¡viva Cobos!”, “¡volveremos, volveremos!”. Todos quieren verlo pasar. Verse pasar. Al llegar al cementerio la gente se irrita. No hay lugar para todos. Un hombre con la boleta Nº 3, la original de aquel 30 de octubre de 1983 con la fórmula Alfonsín-Martínez, y un clavel, llora el paso del féretro. Saluda por última vez al ex presidente. Llueve otra vez.

Decenas de militantes entraron a la fuerza al cementerio

La multitud que siguió el cortejo fúnebre provocó un solo momento de desborde ayer.Ocurrió cuando la cureña que llevaba el cuerpo de Alfonsín llegó al Cementerio de la Recoleta.

La gente, que hacía rato había pasado las vallas de seguridad que protegían las puertas del cementerio, se abalanzó sobre la entrada. Varias decenas de militantes radicales pudieron así llegar hasta la ceremonia que estaba reservada sólo para un puñado de familiares y los dirigentes políticos más cercanos al ex presidente.

La gente se calmó sólo cuando Ricardo, uno de los hijos de Alfonsín, tomó un micrófono para pedir que abrieran paso para que entrara el féretro al lugar.

Enrique Pinti, el que siempre lo hizo reír, esta vez lloró por él

No rió, ni hizo reír. Ayer, Enrique Pinti salió al balcón de su casa, en la avenida Callao y aplaudió el paso del féretro con los restos de Alfonsín. La gente le devolvió el aplauso hasta que el humorista rompió en llanto. Un militante que marchaba por ahí reflexionó: “Ahora que nos aplaude debería reescribir sus monólogos. Nunca nos trató bien”.

El cariño eterno de un bisnieto inseparable

Rodeado por una de las más trascendentes reuniones de la clase política argentina desde la restauración democrática, un chico de camisa blanca y suéter azul se robó las miradas de buena parte de quienes pasaron por el Salón Azul del Senado entre el miércoles y jueves. El chico es uno de los bisnietos de Raúl Alfonsín y que solía pasar las fiestas familiares en la casa de su bisabuelo. En el Congreso pasó varias horas mirando junto a uno de sus primos a la gente que subía las escalinatas del edificio luego de hacer cuatro horas de cola sólo para despedirse del líder radical.En varias ocasiones, los fotógrafos del Senado y de la Cámara de Diputados retrataron el miércoles al chico acariciando el cuerpo de su bisabuelo o custodiándolo.Ayer, el niño dejó de jugar con uno de sus primos para seguir cada uno de los discursos que los dirigentes de la Argentina y del exterior pronunciaron para despedir al ex presidente, que dejó su cargo varios años de que su bisnieto naciera.

El bastón de mando quedó para la familia

Ricardo Alfonsín recibió de manos de la guardia de granaderos el objeto más simbólico de los que tuvo en sus manos el ex presidente: su bastón de mando. En nombre de la familia, el único hijo de Alfonsín que se dedicó a la política se quedó con el bastón que había pasado todo el velatorio sobre el cuerpo del ex mandatario, enlazado en su mano izquierda y por debajo de la banda celeste y blanca que identifica a los presidentes argentinos. El bastón tiene un mango de plata con el escudo nacional y pequeños cardos tallados, uno por cada una de las provincias argentinas.

Un custodio que lo acompañó hasta el final

No se separó del ataúd ni un minuto. Tal como lo hizo durante 25 años, Daniel Tardino (en la foto a la derecha) acompañó a Raúl Alfonsín hasta último momento. Estuvo a su lado desde que asumió la Presidencia de la Nación en 1983. También cuando fue senador en 2001. Tardino fue, hasta el martes pasado, el jefe de la custodia. Pero fue mucho más. Lo acompañó en cada salida, en cada reunión de la UCR, en cada festejo de cumpleaños. Dicen sus correligionarios que nunca faltaba. También estuvo a su lado la noche del 17 de junio de 1999, cuando la camioneta en la que viajaba Alfonsín volcó en la ruta 6 por la lluvia, la nieve y el hielo. Tardino iba en el auto de atrás y rápidamente auxilió al ex presidente, que estaba muy grave. Fue él quien lo llevó al hospital del Pasaje La Esperanza, en Río Negro, antes de que llegara la ambulancia. Tal vez le salvó la vida. Como aquel día, como durante la caminata de Alfonsín por el regimiento de La Tablada o en aquel viaje hacia Monte Caseros donde esperaba el carapintada Aldo Rico, Tardino estuvo ayer junto a su jefe.

miércoles, 1 de abril de 2009

FRASES MARCA REGISTRADA








“Con la democracia se come, se educa y se cura.”

Una de las muletillas de sus discursos de campaña en 1983

“Un médico ahí...”

En los actos de esa campaña, era común el pedido de que atendieran a algún asistente descompuesto: buscaba mostrar un costado humano y también que había mucha gente.

“Vamos a una economía de guerra.”

El 23 de abril de 1985 convocó a la sociedad a una manifestación popular en Plaza de Mayo en defensa de la democracia y terminó con un discurso en el que anunciaba un nuevo plan de ajuste.

“Es un mantequita y llorón.”

Respuesta a las críticas del líder sindical Saúl Ubaldini en 1986. El gremialista contestó con otra frase célebre: “Llorar es un sentimiento, mentir es un pecado”.

“Estoy persuadido.”

Muletilla usada en sus discursos e intervenciones.

“Este gobierno no es corrupto.”

A los gritos, el 2 de abril de 1987: en la iglesia Stella Maris, se subió al púlpito tras escuchar al vicario castrense José Medina, en un sermón que hablaba de coimas.

“¡Felices Pascuas! La casa está en orden y no hay sangre en Argentina.”

Desde el balcón de la Casa Rosada, el domingo de Pascua de 1987, ante una multitud, durante los levantamientos carapintadas y luego de reunirse con el líder de la rebelión, Aldo Rico.

“A vos no te va tan mal, gordito.”

En un acto en Neuquén, en marzo de 1988, frente a un grupo de militantes de izquierda que lo estaban repudiando. Una persona le había gritado: “Tenemos hambre”.

“No vamos a pagar la deuda externa con el hambre del pueblo.”

En respuesta a los reiterados reclamos del FMI.

“Es una actitud fascista no escuchar al orador.”

En la Sociedad Rural, mientras era silbado y abucheado por los dirigentes ruralistas durante la inauguración de la muestra en Palermo, el 13 de agosto de 1988.




Con motivo del fallecimiento del ex Presidente de la Nación, Raúl Ricardo Alfonsín, se comunica que sus restos serán velados en el Salón Azul del Congreso Nacional, a partir de las 9 hs. del día 1 de abril.

El ingreso al público se realizará por la explanada (Avenida Callao esquina Rivadavia).

Medios de comunicación

El ingreso de los periodistas será por Avenida Rivadavia 1864 y podrán desarrollar su tarea en el Salón de Pasos Perdidos de la Cámara de Diputados. 

Los móviles de exteriores deberán ingresar por Bartolomé Mitre y Riobamba pudiendo estacionar sobre Avenida Rivadavia, entre Callao y Riobamba (vereda impar). Otra alternativa -para ubicar las unidades- será en la segunda calle de Avenida Entre Ríos -entre Rivadavia e Hipólito Yrigoyen- detrás de la plazoleta. 

Por respeto a los familiares del Dr. Alfonsín, no se habilitará el ingreso de fotógrafos, ni cámaras de televisión al Salón Azul. Las imágenes oficiales serán difundidas por Senado TV y las fotografías distribuidas por la Dirección de Prensa. 

Los restos del ex Presidente Argentino serán velados hasta el mediodía del 2 de abril, tras lo cual se realizará una misa de cuerpo presente en la explanada del Congreso Nacional. Una vez concluida la misma, los restos serán trasladados al Cementerio de la Recoleta, informaron desde la dirección de prensa del Senado.

Duelo Nacional

El Gobierno nacional decretó ayer tres días de duelo nacional por el fallecimiento de Raúl Alfonsín, y dispuso rendirle honores fúnebres de ex jefe de Estado, que se realizarán según los deseos de la familia del ex presidente.

CONTADOR DE VISITAS